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De profundis, poesía, versos, relatos, prosa poética
“La vida no siempre es poesía, pero la poesía siempre es vida.
Embelésate de lo que te rodea, y rodéate de lo que te embelesa, porque sabe apreciar la belleza, créeme, es como escribir un poema”
De Profundis, Juan Antonio Carrasco
¿Qué es poesía? preguntaba Gustavo Adolfo Bécquer, poeta inspirador para este otro poeta que es, Juan Antonio Carrasco. Poesía no es sola una palabra que exhalamos al aire para que se pierda en un universo de sonidos. El poeta, Juan Antonio la viste de domingo para regalar a los parroquianos de misa de 11 y a los transeúntes de a pie, la belleza de la juventud avejentada por la sabiduría de los momentos vividos en breves instantes de primavera.
La poesía es “lo sublime y lo divino” para un poeta que hace de los versos su bandera, enarbolada en De Profundis con el resplandeciente sol del Sur. Poesía, su concepto y, alma de hijo pródigo que deambula entre Sevilla y Cádiz, es el aire que inspira el hombre que observa la vida. Y como bien dice, este poeta que hace de “la palabra divina” su obra, la vida no es siempre poesía, pues hay demasiados ingratos que enturbian la belleza; mas, podemos leer estrofas que la definen, en Divina Poesía, y siempre, salpicando versos donde se manifiesta como significado y significante.
Dicen que los poetas son extraños seres que vagabundean entre la nostalgia y la tristeza, entre la soledad y el recuerdo, y debe ser cierto, pues Juan Antonio, transita entre el romanticismo de sus versos de amor, recordando a Bécquer en poemas breves, Génesis, Tu recuerdo, Suspiros:
 “y prefiero que me falte el aire a tus besos. Me inspiras cada suspiro, aunque suspire en silencio”.
A jugar con las palabras, su género, número y tiempo para describir que es amar en El pretérito de amar: “Amar, mi amor, debiera conjugarse en presente”, o en Breve poema del amor perfecto, donde la perfección de amar, radica precisamente, en su imperfección. Amor pasado, amor anhelado “tengo prisas por amar” y el amor perdido en versos de desamor en Heridas“el alma llora, palpita, grita”. Incluso con la sutileza y el fluir de sus palabras, recreando una atmósfera romántica, deleita lo sublime del erotismo en Cada renglón de tu cuerpo, Necesito el aire o en Inexplicable.
“Me hace falta sentirte, olerte, escucharte, tocarte, verte, saborearte…
Y aún me faltaría un sexto sentido para explicarte”
Aunque el amor salpica cada poema y su prosa poética, Amar en la distancia, no es sólo él a quién dedica la delicadeza de sus palabras. La añoranza de su tierra natal, siempre es presente en pequeñas bocanadas de mar, de aire, de arena en La Promesa, el lugar para no morir y vivir en la profundidad. La soledad y su morriña por su Cádiz, se despliega en el relato poético, Volver, el retorno del “exiliado, el descreído, el que huyó, el que se rebeló, el que echaron…Hoy, el arrepentido, es”O en Eres, dedicado explícitamente a Cádiz, “diosa tierra para adorar de aquellos que se fueron y los que no se quieren marchar” y por supuesto, en Confesiones del hijo pródigo, un canto triste y melancólico a la memoria del hijo que ama la madre que le dio la vida en “la orilla las olas de sal”, una madre de tierra, viento y mar, la confluencia de la Naturaleza, en la armonía de las palabras. Pero no solo “la tacita plateá” vive en los versos del poeta, es en sí, todo el Sur; incienso, azahar y repique de campanas, aromas y sonidos repartidos por un Sur encalado en muros de piedra viejuna, incluso a veces rancia, destellando la alegría de la primavera, desatando la pasión de cantos de Fe por Semana Santa. Olores a Azahar perfumando hasta los versos, leer al poeta es inhalar el perfume de la flor que “perturba cualquier mal” y simboliza el sur, bañado por olas del Mar Mediterráneo, su dulce sal en el gusto de la boca y la arena que abriga la piel. Azahar un estallido de olores y colores que avivan la belleza de su prosa poética y, calma el alma de los enamorados.
“Flor de marzo, que fuiste concebida para ser de los sentidos poesía y de los poetas su cantar
Sur en Campanas de mi barrio, el latido de una tierra que palpita en su día a día, historias que se pregonan a los cuatros vientos, azoteas donde el sol caldea el ambiente para sumirse en una siesta embriagada de versos. Campanas entonando melodías de alegría sin llamar a los muertos.
En la poesía de Juan Antonio, los sentimientos se presentan en celos y en resentimiento, como en Rabia, la rabia de no ver y tocar su tierra. La felicidad que nace en fórmula matemática para combinar operaciones de sentidos y emociones, en La fórmula de la felicidad y es que en cualquier detalle de nuestras vidas, podemos tropezar para sentirnos enamorados, “solo hace falta encontrarse” en El Encuentro o leer Sentidos y sentimientos para ceder a la bondad y la generosidad endulzando con miel lo agrio de la vida. La Paz y yo que “amaina la tempestad” del alma en pena como en La lagrima, lamento en palabras, aquello que se desprende de nuestro ser para ser un reflejo o una despedida.
Y el tiempo en el aire, en suspiros, en los pétalos, “eterno o efímero” aquello que no podemos tocar y siempre está presente en nosotros y en la poesía del autor, Tiempo relativo.
Juan Antonio no sólo versa, sino que reflexiona en sus relatos, 14 exactamente, sobre el amor, El médico; la religión y la muerte, ya en su poesía se presenta en pequeños dejes para ser más palpable en El descanso de los ángeles, esos soldados de Dios que nunca descansan para servir la voluntad del hombre. Una reflexión sobre la soberbia, la maldad, la astucia en El Pacto. La femineidad envuelta en El mantón. Un guiño de humor en el Nomófobo, “¡Desdichado! ¡Esclavo sin remedio!¡Infiel con tus momentos! ¿Quién decía que una máquina no vencía al cerebro?”.
La denuncia social, la miseria de la pobreza del indigente o el que solo tiene un euro El Pobre o La Entrevista.
“Porque, a veces, para creer sí hay que ver, querido mío. La vida es un escaparate para unos, y una batalla para otros”
El dilema de la identidad sexual en El Deseo. El amor a los libros, sus historias, el enamoramiento a las palabras, el viaje en el tiempo en La Lectora “la vida es un libro, un libro es una vida”.
Relatos sobre la muerte, el tiempo, vivir el instante, deleitarse en los pequeños detalles, escuchar el silencio y calmarse en el ruido en En el silencio, La Hoja, Un breve instante. Pero mi preferido, sin duda es La Nota, en un mundo donde la tecnología nos “acerca” a las personas, la soledad y la desesperanza de quién necesita alguien para “compartir la vida y ser felices”.  
¡Qué puedo decir de De Profundis, de su autor! Un libro que respira belleza, inspiración, nostalgia, libertad en sus versos, el azul del mar y el viento de Tarifa azotando los “malos humos”, la reconciliación con la tradición en incienso y en la Fe. El destello del momento y el fulgor del tiempo. El recuerdo del ausente y el placer de los sentidos. Sólo, BELLEZA, sólo POESÍA.
Anímate a leer poesía para todos, grandes y pequeños, alimenta el alma con la paz de la palabra.
“Me gusta pensar que la inspiración, como el aire, se respira”
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Juan Antonio Carrasco, poeta, escritor, versador