La Princesa Yasevé

Blog Literario, desde el rincón de los olvidos

miércoles, 18 de enero de 2017

Carta al 2016

Carta al 2016

luna8
Carta al 2016, reflexión, sentimientos.
Jueves 29 de Diciembre.
Te vas y me abandonas, otro más, una ya se acostumbra a las idas y venidas de tantas personas, que un abandono más, sólo es un recuerdo en el rincón del olvido.
Te vas dejando tu huella en cada trocito de mi piel, cada día, uno a uno dejaron tatuados momentos que me ofrecieron la felicidad y por supuesto, muchas lágrimas. Nos hicimos una vida juntos como pareja de hecho y de derecho. La luna de miel de enero y febrero, el amor nos embriagaba, enamorada me tenías, ese amor que me dio juventud e ímpetu para saltarme todas las normas morales que siempre me habían regido. Euforia es la palabra, mis ojos lucían la luz del amor, los deseos de comerme tus días con la gula del compulso, y me llevabas en tus horas a imaginar a mi amado rendido a mí, saciando pasiones y lujurias en la distancia. Nos rendimos al contacto de la piel, te metiste dentro de mí y mis días se acortaban en proporción a mi felicidad. Y el nacimiento de este blog contribuyó a ello.
Pero la felicidad es efímera como el suspiro de un ángel, se percibe, se presiente pero no se ve, y en unos segundos deja de existir. Y así me presentaste marzo, del amor al odio un paso, y de la felicidad a la desidia dos. Mi amado, vía mensaje de texto, y el rojo como insignia del desapego, prescinde de mis besos y mis versos, me rompe el alma, literalmente, un sábado mi corazón se estremeció y partió en dos, el dolor era tan intenso que el aire no llegaba a mis pulmones, me golpeaba el pecho para poder respirar, y las lágrimas…si las lágrimas fluían sin cesar, no fue un chaparrón, ni la gota fría de setiembre. No, no, no fue eso, lágrimas, llantos, lloros se convirtieron durante tres semanas, la única manera de vida. Nada existió durante ese tiempo, que me robaste los momentos a mi hija, incluso a mi pequeño blog. Dediqué mis horas a arrastrarme por los rincones de mi alma buscando mi culpa a tanto desatino, y como no, me amparé en Twitter, mi refugio cuando necesito escupir la rabia y la ira conmigo misma. Horas muchas horas, pendiente de tuits, retuits, escritores, notificaciones…qué sé yo. Y mientras, el dolor se apaciguaba para resolver quedarse en una cicatriz que pica y supura en ocasiones. Ahora él, vuela con otras alas que engrandecen quien desea ser. Supongo que las mías no les fueron suficientes.
Conforme la primavera se acercaba, mi desamor se convirtió en nostalgia y melancolía, la tristeza se pintó en mi rostro, y la sonrisa, tan sólo logra ser una sutil mueca cómica de lo que quiere ser.  No puedo negarte que a pesar del daño provocado, viví satisfacciones sobre todo con el blog y las redes. Nuevas amistades, presentaciones, descubrí que podía escribir más allá de las reseñas, eso me satisfizo, pero ¡ay! El dolor persistía, se agarraba con fiereza a mi alma, que me desvelaba, me sangraban los pensamientos y volví a caer, no, a recaer en la monotonía de la desazón y la depresión. Ni siquiera los nuevos amigos que me llamaban por teléfono ni la sonrisa de mi hija consiguieron menguar tanto estropicio que hizo el amor en mi cuerpo y en mis sesos.
Mayo y Junio me los pintaste de azul y dorado, nuevos proyectos, nuevos viajes, sí, por cierto a Madrid, el reencuentro con mis cenizas para poder renacer de nuevo. Y así fue. Mis logros sociales se confundían en mis batallas mentales, donde las guerras se hacen cuerpo a cuerpo, matando ilusiones, perdonando infidelidades. Algo bueno me regalaste a mediados de Junio, la tez blanca y sonriente de mi hija, cada mañana durante un mes y medio. Aún cuando a Inglaterra se marchara durante unas semanas, pero tenerla cerca afianzaba mi maternidad.
Para Julio me resucitaste, un ángel llegó a mi vida por unas horas, unos días, abriendo la brecha de mi demencia a la cordura de los sentidos, para acariciar mi cuerpo y darme la oportunidad de volver a vivir el deseo y el amor. Como todo en mi vida, tan solo un espejismo que se desvaneció cuando Octubre hizo su entrada. A veces, las personas no estamos preparadas para conceder y recibir el amor lleno de cargas que pesan, y pesan muchísimo, y luchar, arriesgar y defender lo que se quiere, ello supone demasiado desgaste para uno mismo, por lo tanto mejor renunciar, es más facil seguir en el conformismo de días rutinarios. Así mi ángel se desvaneció en el cielo del otoño convertido en silencio, mi espíritu enmudeció. Como las hojas de mi parque, las decepciones se han ido acumulando en mi puerta, se secan con el sol alto cuyos rayos te en ciegan y deslumbran sin ver más allá del horizonte. Perspectiva de un frío invierno, donde el  alma se congela ante tanta desdicha emocional. Sin olvidar qué ¡para colmo de males!, me has concedido el privilegio del dolor físico, supongo que para que recuerde que los males no vienen solos.
Y aquí estamos, en tus últimos estertores, que son los míos, en la agonía de esta soledad, sin más compañía que las hojas de este calendario que se agota por segundos. Mas me queda algo que aún no has podido arrancarme: la esperanza. Ella dará la bienvenida al 2017, con la ilusión de una nueva etapa empezando por mi nuevo piso, dolores de cabeza que me trae. Quiero que me vuelva a ilusionar con este blog de mis amores, relajando la presión que aún tú 2016, me retaste, perdiendo la apuesta en muchos momentos por querer y no poder. Aún así no dejaré que el año nuevo me quemen las ganas de escribir y leer, cumpliendo con mis compromisos.
Si pido algo más es el bienestar de quienes quiero y amo, saber quién soy, y ese amor, que nace cada día más no muera en el intento, aturdido de mis devaneos mentales y la distancia.
Así querido 2016 nos despedimos como buenos amigos, ¡qué menos! Sin rencores, y agradecida por los momentos vividos, los viajes, y por quienes a mi vida llegaron y se quedaron,  a los que se fueron mis mejores deseos, de ellos aprendí.
Ahora solo toca quemar en el cubo de la basura lo malo que me diste, para renovar el armario de nuevos propósitos y mejores intenciones.
Adiós 2016 fue un placer, pero si te vas no vuelvas nunca más.
Me volveré a enamorar de nuevo de la vida, porque TÚ  año viejo que te agotas en tu senectud, no has podido robarme mi esencia.
 Laprncesayaseve.
PD. Ante todo seré yo porque como dice  mi amigo Roberto, no elegí quien soy, así nací, con la intensidad y la pasión por todos, y la nostalgia por aquello que aún no he conocido y siento. Me visto de ilusión, esperanza y amor
Relato, reflexión
Carta al 2016

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