La Princesa Yasevé

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miércoles, 18 de enero de 2017

El Duque de Altozano


Reseña: EL DUQUE DE ALTOZANO de Fernando Cotta Pollo


duque

¡Pardiez! Como diría el mirlo blanco, o quizás  ¿el Duque?. Me rindo incondicionalmente a las andanzas de este personaje caballeresco creado por Fernando Cotta, un apasionado del Siglo de Oro Español (1492-1681). Fernando ,  nos presenta esta obra literaria en forma de capítulos, al estilo de los facsímiles antiguos. Esta presentación resulta muy adictiva porque su lectura en verso actual es rápida y su contenido  dinámico.
En el primer capítulo titulado “LA RESURRECCIÓN”,  descubrimos al Duque de Altozano, quien fue:“…enseñador y domador de altozanos. Hombre lozano y curtido en crueles batallas y pendencieras justas, las más duras las del corazón, creador del arte de amar sin cuartel.” Un caballero que en sus tiempos fue andante de batallas y cortesanas, causa de su situación actual. En el piolar de los canarios y otras aves que lo saludan explican porque Dios ha querido resucitarlo en mirlo blanco:
“–Desde vuestro funeral fueron tantos los llantos de bellas mujeres, que Dios nos mandó cantar en vuestra tumba cada día del año al amanecer, para recordar al que fue el gran conquistador de corazones por su verbo, pluma y…, otros tiernos cariños que debajo están de los calzones. Hoy, unos siglos después de vuestro entierro, el Altísimo de nuevo nos ha enviado para del sueño eterno despertaros y cumplir una gran misión”
Su resurrección en el bello pájaro de color blanco y pico naranja es redimir sus pecados con una misión terrenal a cumplir “Vuela y busca tu camino pajarillo, pía canta y vuela…, ¡membrillo! que ayudando serás capaz de recuperar vuestro destino”. Y el mirlo blanco alza el vuelo dirección Alcorcón, donde se desarrolla el segundo capítulo “ENRIQUE”. 
Observando las novedades del siglo XXI, no entiende que los hombres hablen con una caja pegada a la oreja. En su volar no puede controlar su incontinencia digestiva y ¡releches! acertó en la cabeza de Enrique. En rifirrafe entre pájaro y humano acaban ambos en una clínica veterinaria. Y aquí pondrá a prueba el Duque/ mirlo sus artes…
Volando y descansando, el mirlo no deja de ver las novedades ante sus alas “De vez en cuando se posaba en una terraza, chopo incluso en verdes jardines para entender el mundo en el que había resucitado, muchas diferencias habían entre el suyo, allá por la gloriosa y dorada época de los siglos XVI y XVII” y es cuando vive su tercera aventura: ULISES. Volando voy, volando vengo se topa con Luisito un águila imperial cuyo dueño es Ulises. El encuentro entre ambas aves no es muy cordial, acabando ambas, otra vez en la misma clínica veterinaria del segundo capítulo. Un alarde de enfrentamientos verbales y físicos , que demostrarán las habilidades y suerte de nuestro protagonista. “Pío, pío, repío” es su cantar a oidos de muchos, pero al de los más ilustrados como Ulises, con lenguaje humano se pavonea.
Alzando el vuelo  se planta en la noble Ávila, tierras en que se desarrolla el capítulo IV, DON VICENZO y ÁNGELA. En su viaje de altos vuelos un pequeño accidente ¡ay sus alas y posaderas!, sufre, y a Dios se encomienda. No podemos olvidar que el Duque siempre fiel a Dios y sus doctrinas. Cuando se tropieza con Vicenzo un pobre hombre que está llorando a raudales. Como buen caballero y algo machista le recrimina la poca honorabilidad de un hombre ante tanta debilidad. ¡Ay! otra vez su incontinencia gástrica en la cabeza de Vicenzo. Éste, muy enfadado con el mirlo se las ve con él. Es entonces cuando  Ángela aparece a escena para recriminar a Vicenzo por maltrato animal. Casualidades de la vida ambos se reconocen de amores pasados y…el mirlo a la acción, ¿qué pasará?..
El Duque/mirlo, cansado de tanta desventura, el vuelo dirige a tierras catalanas.¡Pobre de él! no sabe la que le espera. Un vuelo muy accidentado y chamuscado y en Castellar del Vallés acaba. Y vivirá su quinta aventura o ¿desventura? LUCRECIA su título. Pobre doncella, como el Duque, bella cortesana fue en tiempos pasados. Dios la resucitó  para sentir los placeres de…Con el mirlo se encuentra, mientras ve pasar a su enamorado, mas no le basta uno y aparece el segundo.¡ Menuda escenita vive el pájaro blanco!… Cansado de tierras catalanas, dirige su rumbo a tierras castellanas.
El VI capítulo en la magistral Salamanca se desarrolla, pobre mirlo, entre: pío,pío, repío, admirado por lo bien que se vive en la actualidad: “¡Pardiez!, jamás pensé que en las Españas tan bien se pudiera vivir, ahora de todo hay, caminos negros, anchos, largos, planos y bien señalizados, altas casas donde muchos viven en poco espacio, carros que a grandes velocidades van sin tener animales que de ellos tiren”. Se estampa contra un ave algo extraña que no agita alas. Los protagonistas de este VI capítulo son ELISA Y EDUARDO, una pareja singular, quienes quedaran encandilados por el pío, pío, repío del pajarillo blanco. Igual se molesta el Duque por este calificativo, pues su honor de caballero está por encima de todo, aún siendo mirlo.
Fernando Cotta consigue mantener el interés en cada relato al estilo novelesco con gracia, humor y mucha ironía. Utiliza el verso como lenguaje, pero muy actualizado. El mirlo/Duque hila muy bien las historias que se desarrollan manteniendo la continuidad de cada capítulo aunque independientes entre sí.
Por último, su lectura personalmente me recuerda mis tiempos de escuela, cuando Quevedo y Lope de Vega me iniciaron en la lectura. Y eso ha sido un tanto a su  favor que me ha enganchado más a la serie. Esperando los siguientes capítulos, puesto que su autor recupera un tipo de historias denostadas, adaptándolas genialmente  a los tiempos modernos. No siempre lo antiguo es malo. 
Y ya me voy con viento fresco a poner los pies en polvorosa como diría el Duque del Altozano.
el duque
Fernando Cotta en Twitter.

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