Reseña: SILENCIO A CORAZÓN ABIERTO de J.D Martín.

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“Los humanos solemos confundir conocimiento con dominio, y por eso nos vemos sacudidos por aquello que no entendemos. La ignorancia nos mata con mucha más eficacia cuando dejamos que el miedo se una a ella”

Siempre que me enfrento a una reseña, por no decir, a todo aquello que está fuera de mi control, el miedo me domina por encima de cualquier conocimiento o de cualquier pensamiento. En este caso tener que enfrentarme a la reseña de un género que no domino, pues he de confesar no es el que más me llame la atención.

Pero como la vida que es como una caja de bombones, siempre te espera una sorpresa, un bombón con un sabor delicado, con un punto de sabor amargo equilibrado con la dulzura del azúcar justo y el licor apropiado. Una sorpresa para deleitarse saboreando y evocando buenos momentos. De esta manera me ha resultado la lectura de Silencio a corazón abierto, una lectura que tenía pendiente hace tiempo, y no encontraba el momento.

La primera cita introductoria es de Jonathan Silencio, el protagonista de este libro, personaje ya nacido y creado por su autor en libros y relatos anteriores, y aunque no conozco los libros que le anteceden, algún que otro relato había leído en el blog del autor sobre Silencio. Me asustaba el hecho de no conocerlo previamente de sus otras historias, pero J. D Martín como buen escritor que se precie consigue crear un libro independiente de los anteriores, presentando los personajes principales, Silencio y Rebeca, de nuevo dando un repaso a su pasado, poniendo en antecedentes al lector. Algo que se agradece.

Jonathan Silencio, un detective irreverente, bebedor, algo “duro” en su pensamiento y emociones, vividor, irónico y con un sentido del humor ácido, esconde debajo de esa piel curtida a base de palizas y balas una sensibilidad especial para atraer y atrapar seres “prenaturales”, licántropos, zombis, vampiros y fantasmas, un “lobo solitario, grandullón”. Recibe la llamada para resolver un “misterio” que no se le explica, por tierras salmantinas. Se dirige al lugar indicado, la Villa Bedel, no antes recala por el pueblo para obtener más información de dicha villa y no verse sorprendido. Momento en el que conoce a Nicolás, el camarero, personaje importante en esta historia. En “Villa Bedel” se encuentra con el supuesto cliente, Ambrose Blackrose, un personaje sombrío que muere por la fama y el reconocimiento, para quién todo vale por la gloria. Silencio acepta el trabajo como “asesor” después de muchas reticencias, pero no tantas, que una buena cantidad de dinero no pueda comprar. Pero no solo el dinero le llama la atención de aquella misteriosa mansión, sino el “aura” que desprende, como si de fantasmas la habitasen.

A todo ello se añade un asesinato de una mortal, en el pueblo, que aparentemente no tendría que ver con su nuevo “trabajo”, pero nada es lo que aparece. Es el momento de ponerse manos a la obra y cuando Silencio despliega todas sus “armas” para atrapar y averiguar que se esconde tras los muros de Villa Bedel.

Pero en el desempeño de la investigación, y la caza y captura de la “verdad”, Jonathan no está solo, y sin precedentes se deja ayudar y acompañar por Nicolás, el camarero, ávido de aventura, pero ante todo protector y amante de su pueblo; y de Ramón conocido como Índigo, el mayordomo del cliente, fuerte pero confía plenamente en Silencio, busca la verdad.

Otros personajes corales cimientan la historia, Hécate “la novia sumisa” que por amor todo está permitido, Estela la bruja, entre otros. Rebeca Espejo, “la socia cibernauta” de Silencio, su ángel de la guarda, coraje, valentía y un “alma de acero” la definen, su compañera de investigaciones.

No debemos olvidar a los “fantasmas” sin ellos no habría historia, solucionar las cuentas pendientes en la realidad para poder descansar allá donde deban eternamente.

“-Los fantasmas -expliqué a mis compañeros- suelen quedar atrapados por dos motivos fundamentales.

-Asuntos pendientes o muertes tan traumáticas que ignoran que han muerto.”

J.D Martín consigue recrear un ambiente decadente y sombrío, oscuro, pero le infunde de guiños con sentido de humor e irónicos, que disipa la niebla que entela la historia, consiguiendo un terror, que se ciñe a los estereotipos de este tipo de género, sangre, hechizos, objetos que se mueven, violencia, pero que provoca en el lector simpatía y empatía por el relato, por los personajes, incluso por los malos. Todo ello aliñado por la primera persona, Silencio nos narra, dando su “puntillo” para convencerte de lo que lees, para creerte y hacer tuya la historia. Diálogos constantes, acción y buen estilo, en mi opinión, elegante, pues no violenta en ningún momento al lector leer sus páginas, pero si consigue que te enganches y acabes su lectura con un buen gusto de boca, como el bombón que se deshace y relames.

Un libro que esconde más de lo que aparenta, el miedo a la muerte, la supervivencia, el pasado que nos arrastra, que no todo vale por la gloria y la fama, el coraje, el heroísmo desmitificado, la rabia, la paternidad, el odio y a un paso de éste, el amor incondicional como padre, como amante.

“el amor necesario para darlo todo por alguien, para entregar hasta el último aliento por otro ser humano”

“el amor solo descansa cuando muere. Un amor vivo es un eterno conflicto”

Emociones intrínsecas al hombre, y como no también a los seres prenaturales. Luces, sombras, horror y dolor que también son producto del miedo a amar.

Un libro muy recomendable para los amantes del terror, pero también para quienes buscan un rato de buena lectura y entretenerse, disfrutando de un buen bombón. Lo he disfrutado muchísimo.