La Princesa Yasevé

Blog Literario, desde el rincón de los olvidos

jueves, 19 de enero de 2017

¿El amor eterno?

¿ El amor eterno ?


Ajedrez-blanco-y-negro
Fotografia :http://www.davidvalois.com/la-verdad-sobre-el-autocontrol
Leyendo el blog de una amiga de Twitter, Amagoia Arce  (@vic_ama), el cual recomiendo, me planteé, si realmente existe el amor eterno. Hasta hace unos años estaba convencida de la existencia del amor eterno y verdadero, único y fiel hasta la muerte. Una ya tiene una edad, y recuerdo que me educaron en la creencia de que el día que tuviese novio, éste sería para siempre: mi marido de por vida. Eso mismo nos dijo aquel capellán: “marido y mujer hasta que la muerte os separe”, el día que nos casó. No cabe decir que mi novio de juventud fue mi marido. Recuerdo incluso, que mi madre me decía: ” sobretodo hija llega virgen al matrimonio”.  Ilusa mi madre.
El matrimonio desgasta mucho la relación  de pareja, no acabo de entender el porqué. Supongo que un contrato, como es el matrimonio, te hace poseedor/a de la persona que se compromete a ello: un contrato vitalicio e intransferible. La primera vez que me enamoré, era ese mi fin. Aquel amor había de ser de por vida. Luché como una obsesa para mantener esa relación; contra otras mujeres, el trabajo, los amigos…la familia. Pero al final, logrado el objetivo del matrimonio, te relajas y es cuando ves pasar los años, planteándote si realmente es aquella la vida que deseabas. Se instala la rutina; ya no necesitas hacer el amor cada día y la pasión de los encuentros sexuales disminuye. La  persona que tienes en un pedestal, que tanto idealizabas, empieza a tocar el suelo terrenal. Cuestionas sus decisiones, y sino lo haces, callas para evitar las discusiones. Y  vives  sueños de amor que te vuelva hacer temblar las piernas, renazcan los sentimientos de la pasión, el amor, el compartir una mirada, un beso… Cosas simples y, que muchas veces el matrimonio anula, o lo fatiga hasta tal punto, que no es suficiente para mantener los cimientos de la relación.
En la experiencia marital, sales, entras, estudias, trabajas y te cruzas con muchas personas que de alguna manera entran en tu  vida, en tu corazón despertando esos sentimientos que el matrimonio ha dormido poco a poco cantando una nana. Y sientes que te enamoras del jefe, del profe o del carnicero. De cada persona que se cruza admiras algún aspecto que tú todavía pareja marital no tiene o ya no le ves.
Tu pareja, aunque no te lo diga, siente y piensa lo mismo que tú. Hasta que un día se cruza una tercera persona, que realmente enamora, tiene todo aquello que se sueña. Revoluciona tus sentimientos o los de tu cónyuge, los gira de cabeza, y  te sume en un sin vivir.
Antes de poner fin al matrimonio, te planteas…  ¿seré capaz de hacerlo? ¿ Por qué firmé de por vida? Si tienes hijos, piensas en cómo reaccionarían ante la situación. Y económicamente ¿ podré subsistir sin su ayuda económica? Y la familia y amigos…¿como se lo tomarán? ¿me entenderán?¿los perderé?.¡Uffff! Cuántas decisiones, dilemas…: un dolor de cabeza…
Llega el día de hablar del tema. Se lo expones de la mejor manera posible. Error de tu pareja pensar que la  tercera persona que ha aparecido en vuestras vidas es la que ha acabado con el matrimonio. En realidad, el matrimonio estaba muerto hace tiempo. Las causas, cada uno las sabe. Es un fracaso de la pareja; pero es más fácil responsabilizar a terceros.  La culpa nadie la quiere. 
Inciso: prejuzgamos aquellas parejas que rompen por una infidelidad. La cuestión es ¿por qué  se ha producido? Yo he dejado de criticarlo. Cuando pasa es porque fallaba la relación marital, y los responsables son ambos cónyuges. Buscas aquello que ya no tienes, simplemente.
Lágrimas, gritos discusiones…” perdón cambiaré, no me dejes”: un sinfín de momentos hasta que uno de los dos cruza la puerta del hogar común, y la cierra definitivamente. Pero lo peor no ha acabado: No podemos olvidar que el matrimonio es un contrato privado, personal, intransferible y, si te has casado por la Santa Madre Iglesia,  vitalicio. Abogados, discusiones… ” yo me quedo esto…no. no… es mío”. Los niños yo, y no quiero compartir el piso de la playa… Un infierno. Al final intentas llegar al mejor acuerdo cediendo ciertas cosas. No dejas de sentirte culpable por todo lo que ha sucedido. En muchos momentos, desearías que los sentimientos no se hubieran despertado nunca.

Kiki-de-Montaparnasse-retratada-por-Man-Ray-en-Blanco-y-negro
Fotografia : blogs.20minutos.es1009 Kiki de Montaparnasse retratada por Man Ray en ‘Noire et blanche’
Después de un tiempo de adaptación de todos a la nueva situación, un día te desplomas en el sofá y respiras profundo, y ves que tu mundo ha cambiado. Por el camino has dejado muchas cosas, sobretodo materiales, y también personales. Lo peor: compartir a tus hijos, perder algunos amigos y tu madre que te dice ” Estás loca”. Pero sientes en ese momento que te liberas, descargas de tus espaldas todas esas piedras que te achicaban, y te dices a ti misma: “mi mayor compromiso es conmigo misma, el amor siempre estará en mi vida, pero no dejaré que me vuelva hacer dependiente emocional de nadie. Daré, pero también quiero recibir; cuidaré; pero también quiero que me cuiden; besaré pero quiero que me besen: compartiré pero no dependeré.
Y te duermes profundamente, después de luchas internas y externas, sueñas por fin, con ese amor que te hace vibrar.
Ahora  ya has aprendido que debes cuidar de tus amores, ya sea la pareja,  tus hijos, tus amigo, la familia.
Nada es eterno; ni siquiera el Amor

No hay comentarios.:

Publicar un comentario