La magia de la Navidad

Imagen creada por Marie. N Vianco.

En otras ocasiones he explicado como nació este modesto blog. Su objetivo era ocupar un poco de mi tiempo para sanar, en alguna manera, mis temores, mis miedos y obsesiones. Porque sí, muchas personas padecemos tal sensibilidad extrema que se convierte, primero en manía, después en trastorno y al final en enfermedad.

Sentirte culpable por cada palabra que sale de tu boca, incluso el “buenos días” de la mañana, el gesto más inocente, el simple roce de manos con algún amigo, y que decir tiene de cualquier acto o hecho que desarrolle durante el día. Vivir en el sufrimiento y la culpabilidad constantemente provoca que acabes considerándote un deshecho humano, “algo” inservible e innecesario, incluso me atrevo a decir, molesto, una carga para todos. Así soy, una mujer siempre al límite de ella misma, el dolor del alma con los años se convirtió en verdadero dolor físico, somatización de todo ese sufrir que se ha transformado en incapacidad para disfrutar de la vida como el resto de mortales.

No me pongo medallas por ello, esta forma de entender la vida, no elegida por mí, sino que nací así, con los años que ya son muchos se fue agravando y la ansiedad, la depresión, la falta de confianza, el “asco” por mi misma, las enfermedades físicas, todo ello y más, no es cuestión de dar más detalles, me aislaron del mundo. Hasta que llegó un buen día que las redes sociales aparecieron en mi vida.

Salté de alegría, no muy alto porque algo patosa soy y la gimnasia no era mi asignatura preferida, un mundo por descubrir sin moverme de casa, sin horarios, donde poder expresarte, hablar sin dar la cara, sin mostrarte, sin identificarte. Y me inicié, primero con mucha torpeza, para más tarde a ser una necesidad. Amigos virtuales, seguidores y algún que “otro” disconforme se colaron en mi día a día. Descubrir el mundo de los escritores culminó este matrimonio, que de momento celebra su primer aniversario. Y como pareja de hecho y derecho, hemos pasado por mil y un momentos de subir y bajar en esta relación marital. Momentos orgásmicos, y muchos momentos de riñas, enfados, decepciones e incluso de declaración de divorcio por mi parte.

Pero hemos llegado hasta tal punto de confianza y respeto, que un año después aquí estamos amándonos en cada segundo, y en algún minuto nos odiamos. ¿Mas qué es el amor sino encuentros y desencuentros?

Esta relación me ha aportado grandes amigos, preciosas personas que en la virtualidad, hemos creados vínculos de verdadera amistad y admiración : Altamira Sarabía mi compañera y amiga de aventuras, Fernando Cotta mi confesor y valedor, Beatriz Cáceres nuestra conexión mental y sensibilidad es única, Rosa Grau me da las sonrisas, Nina Peña nos abrazamos y empezó el frenesí de la locura de escribir, Carmen Sereno mi gran amiga, Pino Naranjo como mi madre consejera sin parar, Sandra Estévez mi gran apoyo, Aída del Pozo vidas paralelas, Mary Ann Geeby entendiste mis lágrimas,  Frank Spoiler el amigo que te abraza y consuela, África Sánchez la poesía nos unió, Pablo Sextos ¡nos parecemos tanto! Dani Verástegui siempre ahí, Eba Miren mi niña maléfica. Fco Pelucho mi segundo padre. Roberto Soria mi luz, mi maestro, mi guía. Mi mayor respeto y adoración por Thelma García, de ella aprendo, y aunque no seamos colegas de chascarrillos hemos sabido mantener esta conexión de amistad. Y los últimos en conocer pero ya forman parte de mi vida son María Romano y Jorge Mahoney.

No quiero olvidarme de mi primer y gran grupo de amigos escritores, son parte de mi segunda familia y en ellos aboco parte de mí, Almas y Letras, os quiero a todos como la mamá pato protege a sus patitos. Por último, a mi grupo de apoyo moral y espiritual, el refugio donde desahogo mis frustraciones, Los Indestructibles, les amo.

Gracias a Blanca Miosi, Mercedes Pinto, Juan Sevillano, Eric Lagarrigue, Silvia Campero, Antonio Richste y Salvador Spartti por su apoyo total e incondicional.

Muchos seguidores y conocidos, escritores la mayoría, pero otros no, gracias a ellos cada mañana me levanto para hacer más o menos, pero hacer por estar ahí.

Y aquellos que aparecieron y fueron parte importante de mi vida, sólo les deseo gran Felicidad y muchos Éxitos, en mí no cabe el rencor ni la indiferencia, si se fueron o se apartaron ha sido porque no estábamos destinados al entendimiento.

Un año colmado de buenos momentos, pero también de muchas decepciones. De ellas no me quiero acordar. Quiero disculparme con todos los escritores que les debo reseñas. Conmigo siempre les digo que paciencia, tengo mi ritmo, que tuve que frenar ya que como gran sufridora hubo un momento que me desesperó y me hundió. Reflexioné y concluí que leer es un placer, que un libro merece que su lector se meta entre sus páginas y viva en piel propia la historia. Necesito implicarme en cada libro para sentirlo, deglutirlo y poder expresar las emociones que he sentido. Por eso mi lentitud, por no decir de mi “otra vida” que he descubierto también en este año y ocupa parte de mi pensar. La poesía.

Por último no olvidaré a mi hija, mi motor, mi todo, sin ti amor mío nada tiene sentido. Perdona los momentos que te robé dedicados a este mundo, muchos merecieron la pena.

La Navidad existe y su magia también, hace un año la enfermedad era mi forma de vida, el abandono personal era tan profundo que vivía en un pozo negro y sin fondo. Vi la Luz aquí en este espacio, en las redes sociales y aunque he apreciado muchas veces tal saturación, siempre ha habido quien me ha puesto cordura en esta carrera.

¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!

Feliz Navidad, Feliz 2017.

Dolors López