La Princesa Yasevé

Blog Literario, desde el rincón de los olvidos

miércoles, 18 de enero de 2017

El Duque de Altozano

Reseña: EL DUQUE DE ALTOZANO de Fernando Cotta.


el mirlo
¡Releches! Lo que se ha hecho esperar el Duque para ser un gran libro. Como ya dejé constancia en una reseña anterior, sobre los capítulos de El Duque en el blog de Fernando Cotta  sobre las dichas y desdichas de tan singular personaje.
¿Qué encantos guarda el mirlo caballero que encandila a buenos y  extraños? Simplemente originalidad, buen hacer, gracejo, humor y buena fe. Amén de su belleza estética, porque bien guapo ha quedado en ese retrato de portada.
Nadie como Fernando Cotta que domina el arte del verso prosaico para crear tan digno protagonista. Con una pluma sinigual en los tiempos que corren, Fernando consigue crear una serie de relatos cortos entrelazados al vuelo por el noble mirlo viajando por las Españas; aupando y engrandeciendo el castellano, que tiempos ha, conquistaba nuevos mundos.
El Duque inicia su historia desde el momento mismo de su resurrección y reencarnación en tan noble pajarillo. Órdenes expresas de su más alto señor, Dios, debe redimir los pecados que cometió en vida. Sabedores de la naturaleza mujeriega de tan noble caballero debe aconsejar y ayudar a los terrenales que lo necesiten en cuestiones de amores. Asumida su nueva naturaleza en la Tierra, el mirlo inicia su viaje desde Alcorcón donde pone a pruebas sus habilidades de consejero con Enrique, diana de su incontinencia digestiva. Aventura  y enfrentamiento verbal y físico el que vive con Luisito el águila, cuyo dueño Ulises da nombre al capítulo. En su periplo viajero el Duque/mirlo no deja de asombrarse por los cambios habidos en la sociedad desde que por orden del Más Allá nos abandonó. Sorprendido de ver a los human@s hablar con la oreja pegada a una caja o a las vestimentas que utilizamos. Incluso se asombra de toparse con un pájaro de hierro en el capítulo de Elisa y Eduardo. O contemplar que los barcos ya no van a vela y remo en el capítulo de Yolanda Margarita y Jorge. Incluso  descubre que puede revivir el pasado en una pared blanca, cine de verano, cap. de Bellaflor y Casimiro.
Pero no sólo los avances tecnológicos les sorprende, sino también las nuevas costumbres y aceptaciones sociales. Consiguiendo poner en entredicho sus convicciones morales y caballerescas. Como aceptar el amor entre dos hombres, cap. de Lucrecia, que no es deshonor que los hombres lloren cap. Don Vincenzo y Ángela y que las mujeres dicen y deciden tanto como los hombres.
El súmmum del libro llega en el cap. X, Nati y Gabriel, escrito a cuatro manos. Las de Fernando y como invitado a Frank Spoiler. Un enfrentamiento amistoso literario entre el Duque y Gabriel, el asesino sin serie de Frank Spoiler. Una batalla lingüística sublime y divertida entre los dos autores, Confieso que reí hasta la carcajada con sus cuitas. dejando constancia del estilo personal de ambos, y de la naturaleza de sus personajes. 
“Lo que me faltaba para cerrar el día, una chavala como debe ser y está, ¡ay como está! y ese pajarraco parlanchín con pinta de ser un ave de cuidado indicándome ni más ni menos que por sus plumas debo ir al matrimonio. ¡Anda y que te dé el mismo demonio!, ¡mal agüero!,…” – Gabriel.
“Vive Dios, que este bribón conmigo se las verá, pero antes he de salir de este caldero como sea, empieza a hacer calor, aunque reconocer tengo que aún aguanto y que el aroma del apio y puerros no me viene mal, un baño caliente una vez al mes no hace daño,”- El mirlo.
El mirlo nos guía por las Españas desde Alcorcón, Toledo, Salamanca, Ávila, Castellar del Vallés, Tarifa y hasta un pueblo ficticio del Levante, Villapene de Arriba. Descripciones de tierras y cielos, pero las justas para no cansar al personal. Y entre ellas anécdotas históricas que mucho conocimiento nos aportan.
Fernando consigue mantener el interés en los relatos de forma ágil e inteligente. Con diálogos muy dinámicos, monólogos del mirlo de lo más amenos e irónicos, “ –¡Vive Dios!, esto no son aventuras, sino las desventuras de un tonto como yo. Si de allí no salgo ahora ni plumas ni bicho, sino un duro bocado, pero este cuerpo si alguien se lo zampa, ¡pardiez que procuraré que bese el nicho!”. Siempre leyendo entre líneas y con un doble sentido. Un lenguaje en verso actualizado, adaptado a nuestro tiempo y engrandeciendo nuestro idioma como tiempos atrás lo hicieron nuestros ilustres Quevedo o Lope de Vega. Y redescubriendo expresiones añejas y olvidadas como ¡Pardiez! ¡Releches!
Por cierto, no quiero dejar de destacar lo coqueto, presumido y caballero que es el mirlo blanco. Hasta un vestido de caballero se ingenia. Su preocupación por mantener sus posaderas a buen recaudo, ya que es diana de todo tipo, y sobretodo su nobleza, de BUENA PERSONA.
“–¡Qué bella es la vida, sí señor!, cuando después de ver la muerte de frente y perdida por las nalgas, puedes de nuevo sentir el aire y la libertad tan dulce unas, y otras amarga”

fernando

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