La Princesa Yasevé

Blog Literario, desde el rincón de los olvidos

martes, 17 de enero de 2017

El día que perdí mi sombra

Reseña: EL DÍA QUE PERDÍ MI SOMBRA de Aída del Pozo

blog literario, reseña
EL DÍA QUE PERDÍ LA SOMBRA, libro, thriller, suspense, reseña
¿Somos dueños de nuestro destino o estamos a su meced? Aída del Pozo nos plantea en esta historia de “pérdidas de sombras” como en muchas ocasiones nos dejamos arrastrar por las circunstancias y/o por las personas que a nuestro alrededor están. La capacidad que tiene el ser humano de adaptarse y conformarse con lo que vive y tiene, y a la vez, la capacidad de disponer y arriesgarse a cambiar todo aquello que anula su existencia.
En esta historia su autora nos presenta a Noelia una mujer que vive anulada, en un mundo de violencia, sexo y adicciones. Pero con una firme decisión desde que se reencontró con su amiga Pilar: “borrar un pasado amarrado al alma como un barco al puerto. Soltar anclas” reencontrarse a sí misma y a su sombra. Una sombra que se diluye en el momento que comparte su vida con Curtis en un mundo donde no cabe la posibilidad de ejercer como madre, y ella lo es, la normalidad de la rutina de una vida en pareja, o simplemente de tener un trabajo más o menos “normal”. Noelia se siente “esclava” de Curtis un delincuente, narcotraficante y dueño de prostíbulos, cuyo mayor lema es “ordenar y acatar”, ser obedecido, y ella siempre a su disposición. Cansada de esa vida de lujuria, delincuencia, alcohol y lujo, será Pilar cuya vida corre paralela a la de Noelia, con la ayuda de Santiago, su marido y policía, buscará saciar su “sed de olvido y sed de reencuentro”. Consiguen alejarla de Curtis, esconderla durante un tiempo con la ayuda de Javier, su leal guardián, hasta que los hechos se precipitan. Y en el transcurso de todo ello, Noelia teje una tela de araña donde caerán en ella otros personajes con historias sombrías y oscuras, el Rubio y Merche; Sarabia y Sarita; Pilar y Santiago; la Negra; Javier. Aída con maestría construye unos personajes cada uno de ellos en común con la protagonista la pérdida de su “sombra”, caer en el abismo y resurgir algunos, otros en proceso de conseguirlo, y alguno más con conformismo de momento, pero con un horizonte de cambio.
Junto al discurrir del tiempo siempre está nuestro libre albedrío para evitar sus golpes y sus furiosas embestidas”
La autora crea a unos personajes femeninos aparentemente frágiles, que si bien han caído en las redes de la sumisión, adicciones, prostitución y el conformismo, son capaces de sobreponerse a ello para encontrar la brecha y salir de ello. Mujeres con fuerza dramática, capaces de aguantar los golpes físicos pero aún más los golpes de la vida. Como en un momento dice Pilar “Qué fácil es echar la culpa a los demás y a los que nos obligaron a hacer hasta convertirnos en unas desgraciadas, pero fuimos nosotras mismas las que hicimos y deshicimos nuestras vidas” Mujeres curtidas, con cicatrices en sus cuerpos, pero más en sus almas, mujeres pasionales e intensas que provocan al lector en un primer momento compasión, pero que ellas entre líneas gritan “compresión” “ayuda” “amor” “familia”. Mujeres que “son como orugas. Sufren un cambio espectacular ante nuestros ojos y se convierten en bellas mariposas”
Por el contrario, Aída crea a hombres físicamente potentes, atractivos, a excepción de Santiago y Javier, todos ellos hacen alarde de ello, adictos a crear miedo a su paso, delincuentes profesionales sin remordimientos ante su trabajo, y lujuriosos. Hombres que en acto de constricción saben lo que son “mala gente”, atrapados en sus pasados de violencia, por ellos corre sangre de infancias traumáticas que en los casos de Sarabia, el Rubio y Curtis formaran un trio leal a ellos mismos, recorren una vida juntos donde Curtis será el jefe, pero en momentos de mayor intimidad consiguen entablar entre ellos diálogos de verdadera sinceridad y amistad. Son esos momentos donde descubrimos a hombres vulnerables, donde el lector empatiza con ellos olvidando por momentos la cruel verdad de lo que son. Hombres que han anulado y  borrado la sombra de otros: “A las buenas mujeres, los hombres como nosotros no las salvamos, las condenamos”  Son esos momentos donde descubrimos a un Curtis que cuida como un padre  de sus “protegidas”, donde tiene claro la vida que quiere para Miguelito, el hijo de Noelia, apartado de ese mundo, un hombre lleno de odio, de celos incapaz de gestionar sus emociones. Sólo el amor, el perdón y el olvido de su pasado le pueden salvar.
Por otro lado Santiago el policía, salvador y sastre que “cose sombras a los zapatos” sin fisuras y con conciencia en su alma. Y Javier el fiel guardián, y decidido a luchar por el amor.
Aída con una narrativa sin giros ni ornamentos, no los necesita, crea el vínculo con el lector para degustar con gula cada página con deseos de más, de conocer cada personaje, cada historia. Porque consigue crear diferentes historias a partir de una, siempre en primera persona, son los personajes, que muy ingeniosamente en diferentes capítulos nos relatan sus momentos más íntimos y el presente, sus pasados y sus deseos. Plagado de diálogos acelerando la acción como en una película con un lenguaje actual y sencillo. Aunque se relatan escenas de sexo y violencia, éstas están tratadas de manera que no violenten en exceso al lector, pero suficientemente descritas para que la imaginación acabe haciendo su función. Un final previsible pero que sorprenderá.
Si bien puede catalogarse como una novela de suspense, o de thriller, es a la vez intimista y optimista. Siempre existen las segundas oportunidades para encontrar nuestra sombra.
Aunque no he leído  el anterior libro de Aída del Pozo, que tengo pendiente, nos conocemos por las redes, por su blog al que sigo y cuyos relatos y poemas me tocan el corazón por sus sentimientos. Y estaba segura que este libro no me iba a decepcionar, todo lo contrario lo he degustado con todas las emociones posibles. Por supuesto es un libro muy recomendable para los amantes de los thriller psicológicos y aquellos que gusten del intimismo de las palabras.
Únicamente los derrotistas hablan de la imposibilidad de hacerlo. Lo peor en esta vida es ser inmovilista. ……Hay que avanzar y sujetarse al tren de la vida y el cambio llega, sin más”
Blog literario, reseña
Escritora de EL SILBIDO DE LA SERPIENTE, EL DÍA QUE PERDÍ MI SOMBRA, libros, reseñas
  

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